La ciudad de San Miguel de Tucumán fue, durante décadas el centro de la cultura del noroeste argentino. Teatros de la calidad del teatro san martín o el teatro Alberdi brindaron a la ciudad la posibilidad de brindar espectáculos de jerarquía en los espacios adecuados.
La iniciativa privada, durante años dotó también a la ciudad de grandes cines teatros, lamentablemente en extinción, con capacidad de albergar gran cantidad de espectadores en cada función. El movimiento de teatro independiente, uno de los mas fuertes del país, generaba (como aun hoy lo hace), sus propios espacios para las presentaciones de sus obras. Las bibliotecas públicas como la biblioteca Alberdi o la biblioteca Sarmiento, las sociedades como la Francesa, la española y hasta la desaparecida sociedad argentina ,edificios como la caja popular de ahorros fueron pensados y construidos con espacios adecuados para dar cabida a las numerosas expresiones artísticas que se generaban en la provincia.
La Facultad de artes de la UNT, una de las mas prestigiosas del país, cuenta hace años con las carreras de teatro y danza, entre otras artes. La escuela de Música de la Universidad y el conservatorio de la provincia dan a Tucumán la posibilidad de contar cada año con numerosos nuevos artistas y sin embargo, las salas se cierran, los espacios en lugar de crecer en número y calidad para albergar tanta producción cultural, se reducen y se cierran, se destruyen y se transforman en iglesias, boliches, galerías comerciales.
Toda una contradicción: Auspiciamos y alentamos la formación de nuevas generaciones de artistas y les negamos la posibilidad de mostrar su arte porque no creamos los espacios necesarios para ello.
Tenemos septiembres musicales y julios culturales, agendas artísticas amplias y variadas, pero unas pocas salas adecuadas para darle cabida.
Entre todos los tucumanos, aportamos nuestro granito de arena para formar artistas de cuyo arte posiblemente no disfrutemos nunca solo porque no se brinda desde el estado los espacios para ello.
La creación de un centro cultural municipal es una deuda pendiente con la ciudad y con la ciudadanía. Por todo lo dicho anteriormente, pero también, porque este centro cultural, no solo permitirá la exhibición de lo nuevo, sino también la conservación y el rescate de nuestro patrimonio histórico y cultural. Y junto a ese rescate estaremos rescatando nuestra identidad y nuestro orgullo de ser tucumanos.
La aprobación de este proyecto es solo un puntapié inicial. Debemos quienes hoy tenemos el honor de ser miembros de este concejo procurar que la obra se realice y que se destinen los fondos requeridos para el funcionamiento del mismo en óptimas condiciones. No quisiera dentro de algunos años, seguir mirando las experiencias de otras ciudades, como rosario por ejemplo, y sentir la vergüenza de pensar que aquí no pudimos o lo que es peor, no quisimos.
Este puntapié tiene que servir también para comenzar a pensar que lugar estamos dándole a la cultura.
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